lunes, mayo 15, 2006

UN PASEO POR EL RETIRO

Hay días en los que Madrid se me hace enorme. Hoy ha sido uno de ellos. Esta tarde, mientras hacía un descansito en medio del ajetreo laboral, decidí darme una vuelta por El Retiro. Fue entonces cuando empecé a sentir que a veces las personas confundimos lo importante con lo urgente.

A cada paso que daba, la necesidad de un abarazo aumentaba. Comencé a acordarme de los abrazos de mis amigos. "Aunque no estemos juntos, siempre estaremos unidos". Es verdad. Aquella tarde de reprente recordé la llamada de John, la que me hizo el sábado, mientras andaba de compras. Él miraba el mar, se acordó de mi y marcó mi número de teléfono. Caminaba por el Retiro y me imaginaba que lo hacía con John al lado. Le hablaba de la película que había visto la noche anterior, de la vida, de él...


Paré a tomarme un té en una terracita y me acordé de LuisenyMarius. Era como si estuvieran al lado riéndose conmigo y aliviándome de los agobios. Dejándome llorar en paz y quitándome los sustos. Luisen sonreia y me pedía que confiara en mi misma con esa voz tan bonita que tiene. Les comentaba lo mucho que había ganado en los últimos meses, que a veces me cuesta asimilar todos los cambios que ha experimentado mi existencia, que estoy feliz de que sigan siempre ahí.

Tras un paseo de media hora, sentí a Alex y a Garci. El primero odia caminar y el segundo no para de reirse cuando escucha las quejas del otro. Mientras andaba con ellos, hablámos de lo fácil que es tirar la toalla cuando las cosas se ponen feas, de que hay que seguir adelante y que pase lo que pase, hay que seguir escribiendo.

Javi por un rato dejó su curro en la Ciudad de la Imagen y también vino a verme. Tenía tantas cosas que contarle... Nada más verle me dijo: ¿ A qué esperas? Venga, háblame de él.

Estaba a punto de irme cuando apareció ella: Marta, esa chica de ojos profundos con la que he compartido más de una lágrima y muchas risas. Esa que siempre tiene las palabras adecuadas en el momento oportuno. Estuvimos hablando de miradas, de manos, de mil besos, de "ese chico" que conoció y de "ese" que consiguió desarmarme la noche anterior.

Sí, es cierto. Hay días en los que Madrid se me hace enorme y les echo de menos. Todos necesitamos un abrazo de vez en cuando, y aquella tarde, muchas de las personas que más quiero vinieron a dármelo solo a mi.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, parece que mi sugerencia de V de Vendetta para ayer tuvo éxito ¿no?. Espero que disfrutaras de la peli y etc jejej.

Saludos. Marius.

Anónimo dijo...

¡Quiero ser amigo tuyo!¡ Como quieres a la gente! Yo también quiero que me quieran