miércoles, noviembre 14, 2007

PARA SER CONDUCTOR DE PRIMERA...

Es una lástima, pero cuando te ganas la vida redactando líneas para contar lo que les pasa a otros a penas tienes tiempo para narrar lo que te ocurre a ti. Hoy es uno de esos días soleados de otoño en el que he decidido, en medio de mi fingido y corto descanso vespertino, ponerme a escribir sobre mi.

Últimamente estoy en una etapa en la que necesito engullir libros constantemente, como si fueran agua. Vuelvo a tener sed de páginas, y eso me gusta. Hacía tiempo que no me pasaba, tal vez desde la facultad. Otra vez siento esos cosquilleos extraños en la tripa cuando, casi de forma automática, dejo brotar las líneas de mis artículos en la pantalla del ordenador. Echaba de menos aquella ilusión del principio. Aquellas ganas que ahora vuelven como por arte de magia y se hacen cada vez más fuertes cuando dentro de mi noto la satisfacción de un trabajo bien hecho.

Tal vez esas ganas con las que me han impulsado a sacarme de una vez por todas el carné de conducir. Sentada en la mesa del periódico, veo caer las hojas de los árboles desde la ventana y me da por pensar si alguna vez en mi vida fui a demasida velocidad. A lo mejor, tenía demasiados anhelos, excesiva prisa por llegar a algún destino al que todavía no he logrado dar nombre.

¿Qué sucede cuando el conductor presiona más de la cuenta el acelerador de su vehículo? Un accidente, un susto del que no todos tienen la suerte de salir vivos. Ya lo dicen el la DGT: "Las prisas no son buenas". Pero, a día de hoy en el que no tengo tiempo para escribir sobre mis cosas, me he dado cuenta de que mis ansias de "nada" si fueron positivas. Gracias a ellas y a sus consecutivos golpes causados por bruscos cambios de sentido, he logrado volver al camino del principio. Estoy otra vez en el punto de partida conduciendo un coche nuevo en el que le llevo a EL y a mis amigos, esos que aguantaron cuando me desvíe de mi ruta. Me hallo de nuevo en ese punto de partida que, aunque me sigue costando sacrifios, está cargado de ilusiones, de retos y, ante todo, de calma, de mucha calma.