viernes, julio 27, 2007

ALL YOU NEED IS LOVE

"El amor es aquello que cuanto más se da menos le queda a uno". Eso dice mi gran amiga Paloma Blasco en uno de sus libros, pero si me lo permiten, no estoy del todo de acuerdo con esta afirmación. Esta noche queridos lectores me voy a poner romántica, empalagosa y dulce como los algodones de azúcar que venden en las tradicionales fiestas estivales, que a estas alturas del calendario invaden los pueblos de esta España mia.

Hace mucho que no les escribo sobre el sentimiento capaz de cambiar y modificar las cosas más solemnes de este planeta: El amor. Durante estas cinco lunas que he pasado en soledad con la actualidad a cuestas, he pensado en mi relación con este sentimiento.

"Amor", al derecho, "Roma" del revés. Siempre he pensado que quien tiene amor en su vida lo tiene todo. Ayer por la mañana estuve paseando por Madrid. Estaba precioso. Todo sucedía de manera normal. Ya saben, mis tacones y yo dando vueltas por la Gran Vía hasta los topes de gente diferente. Decidí tomar el autobús para llegar a casa y pasé por la puerta de PPTV. Un lugar que en mi vida profesional no significó apenas nada, pero que lleno de luz mi vida personal.

Sin reparo ni vergúenza me senté en un banco situado en la esquina del edificio. Recordé la primera vez que puse mi trasero en aquel lugar: Acaba de dejar el periódico, estaba muy perdida y había decidido, por recomendación de algunos compañeros de profesión, probar suerte en este mundo de cristal llamado TV. No pude evitar acordarme de la primera vez que le vi. Ahora, con el paso del tiempo, puedo permitirme la licencia de confesarles que me llamó la atención y, por más que le doy vueltas, no logro encontrar razón que justifique el porqué.

A EL le conocí allí dentro, entre cables, cintas y prisas. Ahí dentro, con su supuesta soledad a cuestas, le encontré. Creo que nunca nadie en este planeta ha logrado cambiar mi vida como EL, mi gran amor, sin duda alguna.

Aquella planta tres... Cuando llegué, estaba deseando irme, volver a la que hoy es mi casa (hablando en términos profesionales), pero dentro me aguardaban más sorpresas. Eva fue una de las más representativas. Llevaba un peto y estaba sentada siempre delante de un ordenador cuando se cruzó en mi vida. Comíamos juntas en el Retiro, charlábamos en su pequeño zulo... Teresa, la mujer enérgica por excelencia, también estaba en aquel piso cargado de sueños. La conocí con agobios, muchos agobios, entre bollos rancios de una máquina y paseos cerca del hotel Ritz. Fran llegó después a través de Eva. Cafés en el bar de enfrente, bocatas en el banco y confesiones inteligentes a la salida, eso era Fran.

Ahora que he vuelto a la mesa de la que salí antes de conocerlos, me he dado cuenta de que sin ellos y sin los de siempre (los que han aguantado ahí: Alex, Javi, John, Garci, Celia, Carlos...), nada sería lo mismo. La vida nos pone en un sitio o en otro, sirviéndo copas o dando las noticias, es igual. Lo importante es sentirse lleno allá donde vayas. Antes de volver al periódico, no pude evitar hablar con John. Le dije que tenía que demostrarme a mi misma que sabría estar trabajando aquí sin dejar de diferenciar entre lo importante de lo urgente. Y así ha sido. Ya lo decía la canción de The Beattles: "All you need is love"

jueves, julio 26, 2007

COMO UN GATO ANTE UNA LATA DE SARDINAS

Quiero que me vean cuando soy invisible. En algunos momentos de nuestra vida, todos necesitamos que alguien tenga fe en nosotros, pero es difícil que ocurra esto, cuando uno no es capaz de creer en si mismo. Esta mañana he acudido a una de tantas pruebas a las que me someto con la única intención de encontrar un trabajo que me guste. He salido harta, deseando volver al periódico. Nunca pensé que la mesa de redacción se convertiría en mi mejor aliada, pero esta tarde lo ha sido.

En determinadas ocasiones me siento como un gato que quiere abrir una lata de sardinas. Pone todos sus esfuerzos, lo intenta una y otra vez y, cuando por fin lo consigue, le salpica el aceite del pescado a la cara. Yo no he conseguido abrir mi particular lata, pero tengo que reconocerles, que en días como hoy se me quitan las ganas de continuar dando zarpazos para lograr mis objetivos. Estoy cansada de dar vueltas, de que me miren, me examinen y juzguen. Agotada de intentos fallidos.

Esta noche me despido desesperada como gata en celo. Maullando a solas desde un rincón de la ciudad ante una lata de sardinas sin abrir. ¿Llegaré a lograrlo? ¿Me saltará el aceite del pescado cuando retire la chapa? Para averiguarlo solo tengo que seguir intentándolo, aunque me cueste.




martes, julio 24, 2007

CUANDO DICES "NO", ENTONCES "SÍ"

La vida es aquello que sucede mientras tú te empeñas en hacer otros planes. John Lenon

Saludos desde mi mesa de redacción, donde se gestan mis sueños, mis verdades y , por qué no, mis mentiras. Ha sido un día raro, en el que me he dado cuenta de que el destino, con su magia, puede hacer que la decisión más irrevocable de todas se vuelva atrás.

Me había prometido a mi misma decir adiós a un ámbito profesional de mi vida, más concretamente, a mi corta y modesta trayectoria catódica. Ya estaba todo dicho cuando sonó el teléfono. Era ella, con su voz de siempre, esa que desde niña tanto me gusta. Ella...

La conocí en una presentación de un libro y tengo que reconocerles que me sorprendió gratamente. No sólo era más alta y más guapa, sino que además de todo eso era increíblemente amable. "Amable", esa es la palabra perfecta para describirla.

Pasó el tiempo y nos volvimos a ver en un tren. Esta vez pude hablar un poco más con ella. Estaba sentada en una butaca, cuando con mi humildad y candidez casi pueril me acerqué a su lado. Le conté mis cosas, inquietudes, logros... Hablamos de mis fracasos también. Ella siempre me decía que tenía que seguir adelante. La miraba y la admiraba. "Me encantaría trabajar contigo. Nos vamos a ver muy pronto, ya verás", me dijo después de darme dos besos. Me di la vuelta y seguí caminando por el vagón cabizbaja con un único pensamiento: volver a saber de ella.

Hoy ha sido un día de emociones en el que he hecho las paces con mi conciencia sincerándome con un compañero de batallas. Un día en el que, tras bajar de un despacho, he vuelto a sentir ganas de ser periodista de la que es ( y será siempre) mi querida redacción.

Son las doce de la noche y apenas quedan compañeros que velen mis líneas. Me asomo a la ventana, el patio está desierto y sigo aquí velando por si algo inesperado sucede. La vida, eso es... La decisión ya estaba tomada y ha llamado ella. A lo mejor algún día acabo trabajando a su lado, a lo mejor no... Pero, como decía aquella canción romántica de Los Panchos, algo tengo muy claro: "Si tú me dices ven, lo dejo todo".

domingo, julio 22, 2007

ESTA BOCA ES MIA

Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo. Voltaire

Cuando empecé a estudiar periodismo pensaba que España, tras mucho luchar, había logrado ser un país libre en el que todo el mundo podía expresarse como le viniese en gana (me remito al artículo 20 de la Constitución). El viernes, tristemente me di cuenta de que no era así. Me llegó la noticia de que un juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, había decidido retirar de los quioscos El Jueves, una publicación de carácter satírico porque en ella aparecían los Príncipes de Asturias en una posición perjudicial para su honor (para los que no han tenido ocasión de verla el dibujo mostraba a la pareja practicando el coito). Se trataba de una caricatura que bromeaba sobre el "cheque bebé" de 2.500 euros por hijo nacido que anunció durante el pasado debate sobre el Estado de la Nación el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero.

Me dolió, no saben cuánto. Cuando leía la prensa y escuchaba los comentarios en las cadenas de televisión donde hablaban de "una publicación secuestrada", me sentí, por unos instantes, como si estuviera protagonizando un capítulo de la serie Cuéntame cómo pasó. Salí de trabajar a la una de la mañana, muy cansada y decepcionada con la profesión, con mi querido país y conmigo misma. "Aún queda mucho trabajo por hacer", me dije antes de caer rendida en un profundo sueño.

A la mañana siguiente nada más leventarme me enteré de que Jesús Polanco, más conocido como Jesús del Gran Poder, había fallecido a los 77 años. No les voy a engañar, pero al igual que el día anterior, volví a sentirme triste. No tuve la ocasión de conocerle personalmente, pero si tuve constancia de su trabajo admirable, respetuoso y, ante todo, profesional. Nunca he sido partidaria de adorar a becerros de oro mediáticos , pero en el caso de Polanco y desde mi humilde vocación de contadora de historias no me queda más remedio que reconocer su labor, aunque no comparta todo lo que dice, como un paso adelante hacia la libertad de éste, mi querido país.

Visto lo visto, todavía queda mucho por hacer. Vivimos en tiempos en los que el buen periodista es aquel que consigue ser funcionario superando un test. A veces me da por pensar en cuales fueron los motivos que me llevaron a meterme en esto... La verdad, la libertad y el compromiso con lo que me rodea. Soy periodista de periódico español que no cree en los libros, ni en los test, que piensa que lo que mejor se estudia es lo que al tiempo se experimenta. Soy periodista de esas que, como decía el maestro Umbral, "ha entendido su oficio como una vida y su vida como un oficio. No descansa nunca porque nadie se cansa de vivir".

Hemos perdido muchas cosas este fin de semana... Cuando empecé a estudiar periodismo pensaba que España, tras mucho luchar, había logrado ser un país libre en el que todo el mundo podía expresarse como le viniese en gana. Ahora que soy periodista pienso que aquella supuesta libertad conquistada es mentira.