domingo, julio 22, 2007

ESTA BOCA ES MIA

Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo. Voltaire

Cuando empecé a estudiar periodismo pensaba que España, tras mucho luchar, había logrado ser un país libre en el que todo el mundo podía expresarse como le viniese en gana (me remito al artículo 20 de la Constitución). El viernes, tristemente me di cuenta de que no era así. Me llegó la noticia de que un juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, había decidido retirar de los quioscos El Jueves, una publicación de carácter satírico porque en ella aparecían los Príncipes de Asturias en una posición perjudicial para su honor (para los que no han tenido ocasión de verla el dibujo mostraba a la pareja practicando el coito). Se trataba de una caricatura que bromeaba sobre el "cheque bebé" de 2.500 euros por hijo nacido que anunció durante el pasado debate sobre el Estado de la Nación el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero.

Me dolió, no saben cuánto. Cuando leía la prensa y escuchaba los comentarios en las cadenas de televisión donde hablaban de "una publicación secuestrada", me sentí, por unos instantes, como si estuviera protagonizando un capítulo de la serie Cuéntame cómo pasó. Salí de trabajar a la una de la mañana, muy cansada y decepcionada con la profesión, con mi querido país y conmigo misma. "Aún queda mucho trabajo por hacer", me dije antes de caer rendida en un profundo sueño.

A la mañana siguiente nada más leventarme me enteré de que Jesús Polanco, más conocido como Jesús del Gran Poder, había fallecido a los 77 años. No les voy a engañar, pero al igual que el día anterior, volví a sentirme triste. No tuve la ocasión de conocerle personalmente, pero si tuve constancia de su trabajo admirable, respetuoso y, ante todo, profesional. Nunca he sido partidaria de adorar a becerros de oro mediáticos , pero en el caso de Polanco y desde mi humilde vocación de contadora de historias no me queda más remedio que reconocer su labor, aunque no comparta todo lo que dice, como un paso adelante hacia la libertad de éste, mi querido país.

Visto lo visto, todavía queda mucho por hacer. Vivimos en tiempos en los que el buen periodista es aquel que consigue ser funcionario superando un test. A veces me da por pensar en cuales fueron los motivos que me llevaron a meterme en esto... La verdad, la libertad y el compromiso con lo que me rodea. Soy periodista de periódico español que no cree en los libros, ni en los test, que piensa que lo que mejor se estudia es lo que al tiempo se experimenta. Soy periodista de esas que, como decía el maestro Umbral, "ha entendido su oficio como una vida y su vida como un oficio. No descansa nunca porque nadie se cansa de vivir".

Hemos perdido muchas cosas este fin de semana... Cuando empecé a estudiar periodismo pensaba que España, tras mucho luchar, había logrado ser un país libre en el que todo el mundo podía expresarse como le viniese en gana. Ahora que soy periodista pienso que aquella supuesta libertad conquistada es mentira.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La censura no murió. Se escodió, evolucionó. De pronto, agarró una bandera y se hizo militante. No hay libertad de prensa y por tanto no hay libertad de expresión. Solo hay grupos que defienden un interés u otro. Sabes bien de que hablo. Yo lo he vivido, pasando de tele PP a radio Barreda. Es la misma mierda, solo cambia el "ejecutante", el censor. La lucha no ha terminado. La ironía, la sátira, el humor inteligente, despiertan las mentes, y ellos quieren que sigamos dormidos.