viernes, julio 21, 2006


UN BOTE DE TOMATE

Me gustaría darle las gracias, pero solo se escribir...

Todo empezó en el súper comprando un bote para hacer una salsa bologñesa. Fue entonces, cuando navegando entre todo el maremágnum de tomates fritos, triturados, al natural, en brik o en tarro de cristal cuando descubrí que era una chica realmente afortunada.

Creerán que he perdido el juicio, pero no es así. Las vueltas que da la vida... ¿Verdad? Hace un año la que escribe en lo último que pensaba era en comprar un bote de tomate. Fijénse, ahora se ha convertido en una de mis principales preocupaciones.

Las cosas han cambiado. Ya no amanezco en un ático de Gran Vía, no sueño con vislumbrar el cartel de Sweppes cuando abro los ojos (¡Qué agobio!), tampoco anhelo aquellas noches, ni aquellos días...

Mientras miraba el bote de tomate he vuelto la vista atrás y por primera vez en muchos años he sonreido. Ahora puedo comprar el tarro, porque tengo tiempo; ahora puedo compartir su contenido, porque tengo con quien hacerlo.

Sí, señores ya no sueño con lo mismo de antes o sí... ¿Quién sabe? Lo que es cierto, es que he descubierto cosas estupendas que me hacen sentir feliz. A veces me gustaría transmitirles con palabras todo lo que me está pasando por dentro, pero soy incapaz. Y lloro cuando redacto estas líneas porque ya no tengo miedo a mirar atrás, porque resulta que "aquel castigo", "aquellos malos ratos" me han hecho descubrir una de las cosas más bonitas que me han pasado en esta vida.

Comprar un bote de tomate me hace feliz. Últimamente cuando la gente me pregunta: ¿Qué te queda de tu pasado?. Respondo con una sonrisa: Mi presente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jodia, publicita que no nos enteramos. He vuelto de vakatasss! Lo primero el blog. Veo que las cosas van genial. Me ha dejado loco eso de: "Me gustaría darle las gracias, pero solo se escribir". Es precioso, Sarita.