miércoles, agosto 27, 2008

SE LLAMA LIGIA

He visto a Ifema cambiar muchas ocasiones de rostro. Unas veces se vestía de gala para acoger a la glamourosa Pasarela Cibeles y otras se cargaba de creatividad con eventos como ARCO, SIMO o Broadcast, entre otros. Pero el 20 de agosto el recinto de la Feria de Madrid volvió a portar su traje más siniestro, uno negro, para acoger a las más de 150 víctimas del accidente del vuelo de Spanair JK5022 que se estrelló en el aeropuerto de Madrid-Barajas.

En la redacción la noticia saltó pequeña, como lo hacen casi siempre la mayoría, pero fue ganando magnitud en la medida que avanzaban los minutos. Las cifras de fallecidos aumentaban y cada medido de comunicación empezaba a establecer sus propias hipótesis a cerca de las causas del siniestro. Por una parte, mis compañeros y yo queríamos averiguar todo lo que estaba pasando en Barajas, pero por otra no deseábamos bajo ningún concepto confundir a ningún oyente dando una información confusa o sin contrastar. Fue un día largo en el que todos, tras el trabajo,acabamos abandonando el estudio agotados, silenciosos y abatidos.

A la mañana siguiente logramos hablar con Ligia, una de las supervivientes del accidente. Aquella entrevista es, junto a las que hice en la estación de Atocha aquel fatidico 11 de marzo de 2004, la más delicada que he tenido la oportunidad de hacer en toda mi carrera.

Ha pasado una semana desde aquel accidente aéreo y la resaca informativa ya deja entrever los resultados de lo que algunos hicimos o dejamos de hacer ante aquella noticia. Un amigo periodista que tiene ya sus años, siempre me dice que no hay noticias buenas o noticias malas, sino buenos o malos comunicadores. Hacer información es relativamente fácil, lo complicado es hacerla bien. No se pueden controlar las circunstancias imprevistas y cuando todo se desborda hay que ser capaz de mostrar entereza, no dejarse llevar por la compasión y ser integro.

A veces me da por pensar porqué me metí en todo este lío mediático y no acabé siendo cocinera como le decía a mi madre cuando tenía cuatro años... Estoy aprendiendo mucho estos meses con mis compañeros. Cada día que pasa me doy más cuenta de que seré una eterna principiante, que mi carrera paso a paso va configurándose porque comienza cada mañana con un sencillo paso.

Han pasado 7 lunas desde el accidente de aquel MD-82, y nadie sabe lo profundamente que sentí las lágrimas que España derramó y que aún humedecen las almas de los que, por desgracia, físicamente ya no están aquí. En medio del silencio de la noche resuenan en mi las palabras de Ligia, una chica colombiana valiente que, como cada uno de nosotros, vuelve a nacer cada día.

No hay comentarios: