miércoles, diciembre 05, 2007

EL PRINCIPIO DEL COMIENZO


Normalmente no suelo hablar demasiado del lugar en el que trabajo, pero hoy es diferente. Dicen que los edificios en los que las personas pasan bastante tiempo al final acaban por formar parte de ellas. En mi caso, al menos, es así. Para mi este edificio significa el principio de mi comienzo como periodista profesional.

Recuerdo el primer día que entré por la puerta. Fue con mucha gente de la facultad, todos estábamos citados para hacer una prueba teórico-práctica con el fin de conseguir ser becarios durante el verano. Al llegar, nos subieron a la planta dos y, curiosamente, me senté en el sitio de la que, meses más tarde, sería mi redactora jefe.

Rellené el test con un bolígrafo de la persona que ellí se sentaba, escribí el reportaje y, una vez terminada la prueba, introduje el boli de aquella periodista en mi bolso. "Me lo llevo de recuerdo. Al menos lo intenté"- me dije.

Pasaron las semanas, llegó junio y allí, tirada en el sofá de casa empecé a discutir con mi familia. La pregunta era: ¿Dónde vas a hacer las prácticas? La primera opción eran los informativos de lo que, hasta hace unos meses los españoles conocían como el ente público. La segunda era una emisora nacional importante, de donde ya me habían telefoneado tras una breve prueba de locución y, la tercera el periódico del que no tenía noticias.

-¡La radio, la niña se tiene que ir a la radio, que es lo que sabe hacer!- decía mi abuelo.

-No, no a la tele. Es mejor que vaya a Torrespaña.- sugería mi abuela.

-Ese sería el último sitio donde me gustaría que trabajaras, Sara. - apostilló mi madre, de la cual no me esperaba semejante comentario.

- ¿Y qué hago si de donde quiero no me llaman? Al final, me veo sin prácticas.- les dije.

- No te preocupes, estoy segura de que trabajarás en el periódico.- afirmó mi madre.

No sé si en aquel momento un Dios, en el que no creo, iluminó a mi progenitora pero, después de 48 horas de dudas, el móvil sonó mientras presenciaba un espectáculo de delfines en Tenerife. Al día siguiente, tras cuatro años de carrera, tres de prácticas y madrugones en una radio local y mucho esfuerzo, era becaria del segundo periódico más importante de este país. Lo que quería y, encima, sin pagar.

Empecé trabajando en la sección de gastronomía de una guía, pero al mes un redactor me dió la oportunidad de escribir en el área de televisión. Al principio no me gustaba, yo soñaba con escribir en nacional e investigar el 11-M y me encontré (con todos mis respetos) entrevistando a Bibiana Fernández. "Tienes 20 años. De todo se aprende"- me decían mis jefes.

Cuando cumplí los 21 acabé mi beca, que sólo duró tres meses, y estuve trabajando sin contrato desde septiembre hasta diciembre. El sueldo no me daba ni para pipas y serví copas en algún que otro bar. Llegó diciembre y cuando estaba a punto de mandarlo todo al carajo mis compañeros me llevaron a la mesa en la que hice mi prueba de ingreso. - Hay que cubrir el hueco de unos compañeros de la sección de comunicación y hemos pensado en ti.- me dijeron.

Todavía desconozco cómo fue pero, sin darme cuenta, volví a la mesa donde realicé aquellas pruebas. Allí estaba una mujer que, al poco rato de hablar conmigo, pronunció la palabra mágica: contrato. Cuando la vi lo primero que pensé: "Madre mia, ésta es la dueña del boli que robé en mayo".

Y así, por casualidades de la vida, conocí a una de las personas que marcó y sigue marcando mi carrera profesional. A los pocos días de estar junto a ELLA firmé mi primer artículo en el periódico. Un cuatro columnas sobre un 'reality' (malísimo) . Nunca olvidaré aquella sensación que experimenté. Recuerdo que me levanté por la mañana, llegué a la redacción, vi mi firma impresa, escondí cuatro ejemplares del periódico del día y me metí en el baño de la planta dos a dar saltos de alegría. Cuando salí, mi profesora de redacción periodística había dejado un mensaje en mi buzón de voz: "Mientras tus compañeros están sentados aquí, tú firmas en el periódico con 21 años. Felicidades". Pero, a pesar de aquellas felicitaciones, para mi fue duro afrontar que ya no iba al mismo ritmo que el resto de mis amigos a los que echaba tantísimo de menos.

Después de aquello, seguí trabajando y aprendiendo de ELLA, hasta que mi contrato terminó y me llevaron a otras secciones de cuyo nombre queridos lectores no quiero acordarme. Dicen que cuando empiezas en algo el principio es clave para desempeñar tus labores futuras y mi jefa, esa a la que robé el boli, me echó broncas, me dió oportunidades y, lo mejor de todo, fue la primera persona que creyó en mi (espero que siga siendo así). ELLA es importante porque ha marcado mi forma de trabajar y de ser como periodista. Forma parte de mi grupo de grandes profesionales que apostaron en algún momento de sus vidas por la que escribe sin pedir nada a cambio, sólo que trabaje bien.

Cuando me cambiaron de sección no aprecié el valor de lo que aprendí con ELLA. Pero cuando por circunstancias ajenas a mi, me vi obligada a trabajar año y medio fuera de estas paredes me di cuenta de que mis meses con ELLA habían sido más importantes de lo que pensaba.

Han pasado más de cuatro años desde que puse un pie en esta compañía que hoy cambia de sede. Me fui, pero he vuelto. Aquí me han pasado muchas cosas, unas buenas, otras no tanto. Sus paredes fueron testigo de mis éxitos y fracasos. Gané mucho y perdi bastantes cosas, entre ellas la confianza en mi misma. Pero de eso no quiero hablarles, porque en el fondo las novatadas se pagan y todos aquellos malos ratos me vinieron bien.

Esta mañana, mientras embalaba los trastos en mi cajita, han venido a mi cabeza todos estos recuerdos. Al fin y al cabo he pasado muchas horas aquí dentro y algo de aprecio le tengo a estas cuatro paredes. A veces me pregunto: ¿Que huebiera hecho con mi vida si desde los 8 años no hubiera querido dedicarme al oficio de contrar cosas?Si les soy sincera todavía no he logrado encontrar la respuesta, lo que si tengo claro es que si no fuera periodista, no sería yo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa es mi niña, LA MEJOR. TQ, wapa.

Anónimo dijo...

... y lo que te queda!!! ADELANTE valiente, ADELANTE TABARES ;-)

Anónimo dijo...

Los primeros éxitos son importantes, igual que los fracasos. En la tele la gente nos sorprendíamos de la capacidad que tenía esta chica para trabajar y lo seria que era. ¡Me lo enseñaron en el periódico!, decía doña sarita

Nowhere Carlos dijo...

Yo creo que aún tengo ese primer artículo donde con subrayador amarillo estaba adornado tu nombre, en mi carpeta de "mis archivos recibidos".

Nunca pensé que pudiera venderlo en el rastrillo de los famosos :P

Anónimo dijo...

A ver si te pones internet en casa y actualizas!! Qué pena que no nos tocara la lotería, pero es que no hay que fiarse de los sueños ajenos, aunque lo bien que nos lo pasamos ayer no nos lo quita nadie!!! Que te quiero un montón y conocerte ha sido una de las mejores cosas del 2007, eres mi "gemelita", porque, como dice Javi, si es que somos iguales!!! Un besazo, Mary!!!! ;-)