martes, diciembre 04, 2007

REENCUENTROS

Me encanta la canción 1973 del nuevo disco del británico James Blunt. Habla de recuerdos, de la nostalgia, de los reencuentros que llegaron y de los que, probablemente, nunca volverán. El pasado sábado me reuní con dos de mis mejores amigos en Estrecho. Isa, una antigua compañera de piso de Jonh, daba una fiesta en su casa. Tras un viaje intenso en metro, mi canario favorito y yo divisamos la figura de Javi a lo lejos. Había estado esperándonos durante 15 minutos dentro de un cajero de Cajamadrid. Eran las 12.15 de la noche y hacía frío.
Javi cruzó la carretera y fue entonces cuando los tres nos fundimos en un cálido abrazo de esos que se quedan grabados en la memoria porque son de verdad, porque salen de dentro. Llevábamos varios meses sin vernos.

Entramos en la casa de Isa. Un piso antiguo, amplio, con patio comunitario, muchas ventanas y habitaciones blancas pintadas de manera uniforme, nos daba la bienvenida. Su interior, en el que se daban cita 30 personas, dejaba entrever vestigios del viejo Madrid tras sus paredes. No tardamos en servirnos una copa.

Con un wishky con cola en la mano, John, Javi y la que escribe empezamos a contarnos nuestras historias protagonizadas, la gran mayoría, por el hilo que nos unió un buen día en aquella facultad con forma de búnker y pasillos con olor a marihuana: el periodismo, esa enfermedad extraña, que cuando es vocacional, acaba por instalarse definitivamente en tu cuerpo de forma terminal y aunque, a veces resulte dolorosa, por mucho que te hace sufrir no quieres dejarla marchar. No tiene cura o, al menos Javi y yo, no queremos curarnos.

Jonh, de vez en cuando arremetía contra nosotros de forma graciosa reivindicando la integración en la comunidad que bailaba en el centro de la pista del salón. -¡Es que no sabéis hablar de otra cosa!- exclamaba. Después de aquello, empezamos a movernos entre los invitados. Charlamos con peruanos, argentinos, ecuatorianos y españoles. Fue divertido y, ante todo, multicultural. Hubo un momento en el que deseé que el tiempo se congelara. Javi y John estaban hablando de cómo nos conocimos en la facultad. Me recordó a la serie Aquellos maravillosos años.

Hoy, en medio del descanso de la hora de la comida, mientras escuchaba la última canción de Blunt, he sentido la necesidad de recordar aquella noche del pasado viernes. Esos momentos que me ayudan a seguir adelante en medio de la lucha diaria y que hacen que la distancia se convierta en magia cuando se rompen las barreras, creadas por los kilómetros, con un reencuentro. Como dice Blunt: Here we go again!

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡¡¡¡¿Quince minutos?!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿Quince minutos????!!!!! ¡¡¡¡¡Más de media hora que estuve esperando!!!!!
Un beso, guapa. Me lo pasé muy bien.