miércoles, octubre 03, 2007

DÍAS DE BORRASCA, DÍAS DE NOSTALGIA

Esta mañana el día ha amanecido gris y sombrío. Como todos los días me he levantado de la cama, esta vez con un poco más de pereza, he engullido un par de Pettit Suisse, me he vestido y he salido corriendo hacia el periódico. Al cruzar la calle no he tardado en darme cuenta de que yo estaba como el día.

Al llegar al trabajo he subido las escaleras buscando el refugio de la prensa diaria y he hablado con mi compañera Teresa. Ella no tardó en enseñarme el regalo que le había hecho su hijo. Era una piedra con forma de corazón, la tenía en el bolsillo como si fuera un tesoro. En el fondo, lo era. Cuando me despedí de ella y me senté en mi mesa no paré de darle vueltas a la misma pregunta: ¿Porqué a veces las personas necesitamos grandes cosas para ser felices?

Aquella piedra me hizo recordar que en días como hoy, en los que la lluvia se dedica a borrar la suciedad de las calles, los tesoros más grandes que tengo en la vida no son inertes y tienen nombre propio. Últimamente, no les voy a engañar, ando un poco de cabeza por los amigos que se fueron. Se trata de eso que llaman nostalgia... A veces mientras veo caer gotitas de agua por la ventana, me planteo cuales son los motivos, qué es aquello que busco que me obliga a seguir adelante aquí, sentada en el mismo sitio. Echo de menos estar más tiempo con mi gente, con EL, con mis amigos...

Ayer hablé con Lorenzo. Me dijo que tenía que seguir adelante con mis sueños."Si te rindes ahora, entonces es que realmente no lo quieres. Tienes que seguir, paciente, sin hacer ruido, pero tienes que continuar con tu camino. Utiliza la fuerza de los que no están para salir adelante", me dijo desde Berlín.

Esta mañana, al ver el corazón de piedra del pequeño de Teresa, me acordé de las palabras de Lorenzo, volví a mi sitio y empecé a escribir.

2 comentarios:

Nowhere Carlos dijo...

Ah, qué feo es echar de menos cuando quieres tener delante.

Cuando se agarrotan los dedos y se cierran los puños, como las manitas de los niños pequeños intentando a ciegas encontrar a su madre.
Cuando quieres agarrar pero sólo tienes vacío.

Cuando te gustaría caer pero todo es alambre.

Nowhere Carlos dijo...

He encontrado esta poesía en mi propio blog:

http://finesyprincipios.blogspot.com/2007/08/y-pesar-de-todo-convencido.html

A veces ayuda saber que echar de menos duele y es bonito...