sábado, septiembre 01, 2007

CANTO A LA LIBERTAD
Hoy mi querido amigo Plaza ha publicado un artículo que ha despertado en mi un debate interior. Habla sobre María España, la mujer del gran maestro de las letras desaparecido recientemente: Francisco Umbral. El reportaje versa sobre diferentes temas, entre ellos el gran número de infidelidades que el literato cometió durante su azarosa vida. Sobre ellas España afirma: "Yo no soy orgullosa y comprendo que un escritor debe vivir muchas cosas y yo no podía limitarle".

Ante estas declaraciones, me planteo la siguiente pregunta: ¿Hasta qué punto el querer a una persona puede llegar a coartar su libertad? Hace poco me enteré de que una de mis mejores amigas, Eva, con la que comparto almuerzo, confidencias, experiencias, alegrías y penas; iba a abandonar la capital para marcharse a Albacete.

Me lo dijo antes de llegar al restaurante chino. En un principio encajé bien la noticia, pensé: "Si es bueno para ella, para mi también". Pero tras el rollo de primavera no tardé en romper a llorar (y miren que a estas alturas de mi existencia es complicado que eso suceda). En un minuto se pasó por mi mente la imagen del día en que la conocí... ¡Cómo habían cambiado las cosas desde entonces! Fue cuestión de fotogramas, nostalgia, egoísmo... No lo sé, pero tras leer las declaraciones de España esta mañana, he pensado en todas las personas que me importan en la vida (EL, Alex, John, Javi, Fran, Tere y, por supuesto, Eva); y he aprendido algo: Si quieres a alguien de verdad, déjalo libre. Si vuelve a ti es tuyo, si no nunca lo fue.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre seré tuya, princesa.

Anónimo dijo...

Dice Jorge Drexler (cantautor que nos gusta a Eva y a mi) que uno solo conserva lo que no amarra. Y a Eva aunque queramos, no podemos amarrarla. Solo quererla y apoyarla como hasta ahora hemos hecho. Va a ser duro. La echaremos de menos.